en Décima Espinela

Te ves cual luz titilante



Te ves cual luz titilante
y rayana en la ilusión.
Amas con mucha pasión
pero tu amor no es constante.


Te apareces como un hada
de los bosques de Cupido
a dar de amor un gemido
y luego queda la nada.
Cuántas veces en la almohada
he buscado tu semblante,
mas tú, eterna caminante
marchas después del contento
y en nocturno firmamento
te ves cual luz titilante.


Qué vacío hay cuando sueltas
tu mano, qué precio caro
yo quedo en el desamparo
entre sábanas revueltas.
Con tantas idas y vueltas
me aclaraste la visión,
sin ninguna confusión
puedo ver que andas aérea
pues tu imagen es etérea
y rayana en la ilusión.


En el instante que llegas
yo ya no tengo salida
radiante plena de vida
silenciosa te me apegas.
Y el amor con que te entregas
¡no tiene comparación!
pues de Eros a la sazón
sacas lo que llevas dentro
y en el romántico encuentro
amas con mucha pasión.


Lo mismo irá a suceder
otra vez que lo decidas
aunque tú tienes las bridas
¡no eres perfecta, mujer!
Algo habrías de tener
que no sea concordante,
eres la mejor amante
y no lo puedo negar
tú naciste para amar
pero tu amor no es constante.

© 2005 Luis Bárcena Giménez

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