en Décima Espinela

¡El recuerdo de tu adiós!



En el silencio tu voz
me persigue y atormenta
a mi memoria le inventa
¡el recuerdo de tu adiós!


Recorro templos y altares
como en una romería
miro a la Virgen María
y a los santos tutelares.
Con mi carga de pesares
yo voy de la calma en pos,
quiero conversar con Dios
tengo que contarle mucho
me interrumpes porque escucho
en el silencio tu voz.


Aunque yo del Cristianismo
mantengo viva la fe
el diablo no sé por qué
quiere atarme al ostracismo.
Un halo de pesimismo
devota oración ahuyenta,
tu palabra somnolienta
viene de un tiempo pasado
y cual eco prolongado
me persigue y atormenta.


A Dios acudo rogando
que me perdone y me guarde
del pensamiento cobarde
y del proceder nefando.
Tu imagen llega flotando
y nítida se presenta,
para que la tenga en cuenta
domingo a la misma hora
la escena triste y sonora
a mi memoria le inventa.


Van mojando mis mejillas
las lágrimas tristemente
y yo anhelo inútilmente
no obtener tus pesadillas.
Me persigno y de rodillas
rezo por nosotros dos,
el tiempo pasa veloz
como él sabe correr
y adrede deja caer
¡el recuerdo de tu adiós!

© 2007 Luis Bárcena Giménez

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