La mujer de mi ilusión
siempre me encuentra defectos
o no sabe de pasión
o es muy rara en sus afectos.
Yo la quiero y mi castigo
es quererla demasiado
con pesar he comprobado
que estoy en plan de mendigo.
A las cosas que le digo
presta ninguna atención
y para más disuasión
como objeto me refunde
y como ser me confunde
la mujer de mi ilusión.
Por brindarle me despojo
de lo que yo necesito
y a cambio recibo un grito
o echa a la puerta cerrojo.
De las cosas a su antojo
tergiversa los aspectos
manda al diablo mis proyectos
se ríe de mi historial
y siendo un hombre normal
siempre me encuentra defectos.
Todo el tiempo le consagro
teniéndola por deidad
y sufriendo de ansiedad
el genio no lo avinagro.
Aunque yo por un milagro
no llego a la depresión
tremenda es la confusión
que vivo por mi adorada
o ella es muy apasionada
o no sabe de pasión.
Si no ha de corresponder
prefiero que me lo diga
a que un día más prosiga
maltratando a mi querer.
También debe conocer
que no hay varones perfectos
y para tales efectos
le diré aunque se asombre
o me quiere a mí como hombre
o es muy rara en sus afectos.
© 2007 Luis Bárcena Giménez
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