en Décima Espinela

Es un delito quererte



Por la culpa de un metiche
por tu amor penando estoy
y como soy el que soy
él espera que yo espiche.
Me considera un caniche
que el rabo no he de moverte,
y ya no sé si ofrecerte
las espinas o las rosas
pues como marchan las cosas
es un delito quererte.


A tu taita don Javier
lo encontré de madrugada
como quien no dice nada
él me dio su parecer.
Por lo que pude entender
tal vez puedas sorprenderte:
es malo que pueda verte
¡falta! si no me retiro
es pecado si te miro
es un delito quererte.


Siguiendo con sus porfías
que para mí son alardes
me responde: ¡buenas tardes!
si le digo: ¡buenos días!
Él me pela sus encías
pero con odio de muerte,
tu padre, sin ofenderte
del desafecto está próximo
pues si hay que querer al prójimo
¿es un delito quererte?


Y si es daño lo que a mí
me hace en cada ocasión
por refrenar tu pasión
también te lo hace a ti.
No a todo le digas ¡sí!
para que aprenda a entenderte,
qué modo de protegerte
si no te quiero, tú penas
y si te amo por las buenas
¡es un delito quererte!

© 2005 Luis Bárcena Giménez

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