en Décima Espinela

¡Ay! cholita cantarina



¡Ay! cholita cantarina
ven con tu poncho y pollera
deja tu tristeza andina
allá por la cordillera.
Otro día se avecina
¡el nuevo día te espera!
no siempre la vida, espina
y siempre habrá quien te quiera.


Dentro del verde ramaje
los rayos del sol se adentran
y tierra y cielo se encuentran
en perfecto maridaje.
¡Eres reina del paisaje
paisana cajamarquina!
mujer del ande genuina
exponente de una raza
mi verso a tu verso abraza
¡ay! cholita cantarina.


Del arco iris los colores
siempre los ves en el cielo
aunque trabajes el suelo
o vayas tras los pastores.
Por tus campestres labores
nunca fuiste a Tembladera,
sal para la carretera
de tu aldea Sitacocha
caminando por la trocha
ven con tu poncho y pollera.


¿Conoces tú los jarabes
de alegría espiritual?
¿con esa pena ancestral
en tu dolor ya no cabes?
¿Es que presientes o sabes
que el taita murió en la mina?
¿quién tu sonrisa asesina
acaso el sol o la luna?
en la cima de la puna
deja tu tristeza andina.


Tendrás que cambiar el verde
de tu campiña serrana
por una ploma mañana
que al mismo cielo remuerde.
Ante ti la ciudad pierde
aunque tenga gran solera,
si eres de estirpe guerrera
no te intimiden las vallas
que tú ganaste batallas
allá por la cordillera.


Destruyó la granizada
gran parte de la cosecha
y estando media deshecha
volviste a coger la azada.
Después de dura jornada
comiste cancha y cecina,
ya nuestra Virgen divina
borró la noche de espanto
y cubierto por su manto
otro día se avecina.


Nadie te puede juzgar
achacándote inconstancia
por trabajar de la infancia
poco pudiste jugar.
Yo sé que en cualquier lugar
tú sabes de sementera,
ven y planta tu bandera
como plantas el maíz
y ya verás ¡qué feliz
el nuevo día te espera!


Si no puedes conciliar
la primera noche el sueño
Dios, en el suelo limeño
vive laso de auxiliar.
Pronto se hará familiar
el ruido de una bocina,
tus anhelos compagina
manteniéndote a la altura
que aunque la vida es muy dura
no siempre la vida, espina.


Apuesto por tu baquía
y tu valor nacional
en un reto personal
vuelves real tu fantasía.
Y quién sabe que algún día
tengas un carro y cochera,
acá en la región costera
sin que esta sea un palacio
harán para ti un espacio
y siempre habrá quien te quiera.

© 2005 Luis Bárcena Giménez
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