en Décima Espinela

El cielo se está nublando



El cielo se está nublando
el sentimiento divaga
el chubasco va asomando
una lágrima se enjuaga.


A mí entre muchos mortales
la duda suele acechar
y hasta me hace sospechar
que no estoy en mis cabales.
¿Por qué me asaltan los males
si soy de corazón blando?
¡ay! dolor de contrabando
¡ay! vida llena de abrojos
como se nublan mis ojos
el cielo se está nublando.


En mí yo veo al madroño
que inocente dio sus frutos
pero que en unos minutos
se ha quedado sin retoño.
Ante el viento del otoño
la poca luz se me apaga,
surge de pronto la daga
del lacerante infortunio
y aunque aún no es plenilunio
el sentimiento divaga.


Yo no envidio a las personas
que no caben de contento
a pesar que hasta el momento
me persiguen las lloronas.
¿Señor, por qué me abandonas
si mis súplicas te mando?
qué crimen para nefando
comete hasta el mismo cielo
cuando en él busco consuelo
el chubasco va asomando.


Presiento que en el cuaderno
de la ventura, no estoy
mas por su mandato voy
a visitar el infierno.
Como si yo fuese eterno
la dicha a mí me rezaga,
la pena no queda impaga
y en mi mejilla montubia
con las gotas de la lluvia
una lágrima se enjuaga.

© 2007 Luis Bárcena Giménez

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