en Décima Espinela

¡Por Dios, no me quieras mucho!



Otro contigo se engaña
no das puntada sin nudo
y sé que aparte de embudo
esto es cosa de calaña.
Aunque no naciste araña
enredando eres muy ducho,
te comes el anticucho
dejando pa’ mí ¡una papa!
si el palo viene de yapa
¡por Dios, no me quieras mucho!


Cada vez que vuelvo a verte
yo veo la ambigüedad
pues pa’ mi comodidad
pretendes de mí valerte.
Tú me dices que soy fuerte
y soy flaco y debilucho,
franco que cuando te escucho
juego a las adivinanzas
porque si son alabanzas
¡por Dios, no me quieras mucho!


Pa’ que te carguen los pesos
husmeas de rato en rato
y con tu infalible olfato
hueles más que los sabuesos.
A mí, que mal de los huesos
para mantenerme lucho,
yo quemaré mi cartucho
pero no, el que me es ajeno
y si me lo das por bueno
¡por Dios, no me quieras mucho!


Como eres un mandamás
melindroso y zalamero
dirás lo que quieras pero
en la chamba estás de más.
Tu labia no gastes más
que me voy para Ayacucho,
te dejo con el serrucho
en el lugar donde vives
y si alguna vez me escribes
¡por Dios, no me quieras mucho!

© 2005 Luis Bárcena Giménez

0 comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por su comentario, se mostrará cuando sea aprobado.