El hombre es pájaro bobo
a quien lo manda a la porra
alguna mujer que es zorra
con el corazón de lobo.
Llevará las de perder
si pasión va a exigir
pues una, no quiere abrir
y el otro, quiere meter.
Mas puede que del placer
haya probado el corcovo,
dura inflado lo que un globo
hasta que se acaba el pisto
y aunque se crea muy listo
el hombre es pájaro bobo.
Entra cual toro a la arena
para embestir a la amada
y esta que lo espera echada
no siente gloria ni pena.
Y estando en plena faena
de su memoria lo borra,
poco importa que use gorra
para cubrir su instrumento
no es sino aquél elemento
a quien lo manda a la porra.
Ayer fue el turno de Alicia
hoy es otra en este plan
pues basta para el Don Juan
una sonrisa ficticia.
Tras femenina caricia
ya sabe de su pachorra,
mas despeja la modorra
y lo carnal no rehúsa
porque siempre lo engatusa
alguna mujer que es zorra.
Y Lucrecia que no es monga
ni hace honor a su nombre
tiene apachurrado al hombre
para bailar su milonga.
Cuando ella lo disponga
lo dejará cual retobo
y a sabiendas que es un robo
al varón que la corteja
procede cual mansa oveja
con el corazón de lobo.
© 2005 Luis Bárcena Giménez
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