En medio de la floresta
un aguerrido Aguaruna
para expresar su protesta
dispara un dardo a la luna.
Parada sobre una rama
acostumbrando los ojos
hacia rastreros matojos
mira atenta la ayaymama.
Mientras que la yacumama
saciada, a dormir se apresta,
próxima del sol la puesta
va oscureciendo el perfil
de un solitario pajuil
en medio de la floresta.
La selva con sus dos faces
el día y noche acapara
y una fauna se prepara
a dar nocturnos compases.
De luz los últimos haces
aprovecha la lupuna,
en la penumbra montuna
con rapidez sorprendente
boga contra la corriente
un aguerrido Aguaruna.
La luna al sol ajusticia
las aguas el viento agita
lejos de la sacarita
el humano se desquicia.
Porque de improviso inicia
una remada funesta,
él se mete por la cresta
de la ola y chapalea
y al río más lo golpea
para expresar su protesta.
Va creciendo un ulular
que no gusta y es temido
suma el tunche su silbido
que hace la piel erizar.
Para morir o matar
tiene lista la pucuna,
atrapado en la muyuna
el nativo respira hondo
¡sopla! y antes de ir al fondo
dispara un dardo a la luna.
© 2005 Luis Bárcena Giménez
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