en Décima Espinela

Salvatierra el hacendado



Salvatierra el hacendado
me dictó su testamento
un burro les ha dejado
a las monjas del convento.


Si se quieren enterar
y está de testigo el Misti
ni el día de Corpus Christi
he podido descansar.
Pues tuve que trabajar
para un hombre adinerado
ante este egregio letrado
¡calma muchachos, serenos!
se allegó ni más ni menos
Salvatierra el hacendado.


Me dijo: “Tengo conciencia
de corazón no soy duro
como sé lo que es apuro
voy a repartir la herencia.
Las monjas tienen carencia
yo tengo remordimiento”...
¡cómo que aguante un momento!
¿por qué lo hizo? ¡qué sé yo!
pero me crean o no
me dictó su testamento.


Continuó: “Yo soy plebeyo
por más que tenga dinero
y es mi deseo sincero
seguir así, leguleyo”.
Al final firmó: Pompeyo
Salvatierra Regalado,
él actuó así de confiado
porque sabe quién trabaja
pa’ que les cargue la paja
un burro les ha dejado.


“- Di a la madre Concepción -
antes de partir me dijo
- que al animal lo bendijo
el cura Pío Pinzón.
Por fortuna el garañón
come cualquier alimento”
y aunque piense un esperpento
que él obró de forma necia
está muy claro que aprecia
a las monjas del convento.

© 2007 Luis Bárcena Giménez

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