en Décima Espinela

No hay camino bueno o peor


Para el que el mundo trajina
no hay camino bueno o peor
solo existe en su interior
la voz que dice ¡camina!


De entre muchos personajes
por los que tengo respeto
admiro al que asume el reto
de ir a incógnitos parajes.
A pie, mejor los paisajes
se graban en la retina,
día claro o con neblina
en la ciudad o en el monte
siempre hay un nuevo horizonte
para el que el mundo trajina.


Él puede cruzar un puente
como bajar al abismo
y si fuerte es su organismo
más fuerza tiene su mente.
Y bajo de un sol candente
o de la lluvia el frescor,
en lo eriazo o el verdor
en lo próximo o distante
para quien es caminante
no hay camino bueno o peor.


El que camina está ausente
de la existencia inactiva
y en la trocha primitiva
gusta de hacerse presente.
Es feliz porque no siente
por la distancia temor
y para dicha mayor
en el rumbo fatigoso
un espíritu animoso
solo existe en su interior.


Y solo lleva sombrero
sobre los hombros un poncho
dentro de la alforja un troncho
de charqui para el sendero.
Reta al desierto costero
o a la cordillera andina,
y como el que bien se empina
sin pedir que se le apoye
va hacia delante porque oye
la voz que dice ¡camina!

© 2009 Luis Bárcena Giménez
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