Con su raída pollera
la cholita por la puna
va sonriéndole a la luna
y soñando una quimera.
A la niña en el semblante
le golpea el viento andino
y se descubre el camino
escarpado y zigzagueante.
Va caminando delante
de una llama compañera,
debajo de la montera
lleva sus sueños de infancia
y recorre la distancia
con su raída pollera.
A millas de la ciudad
la cordillera se impone
y a sus nevados les pone
nieve de perpetuidad.
En la vasta soledad
cual una madre montuna
la noche fría la acuna
le da un manto con estrellas
mientras que deja sus huellas
la cholita por la puna.
Por sobre el incaico edén
surge la luna plateada
y la cholita cansada
empieza a sentirse bien.
La ve en el cielo y también
reflejada en la laguna
y feliz como ninguna
en medio de la inclemencia
del tiempo, con su inocencia
va sonriéndole a la luna.
El sol ¡el Inti querido!
otros confines alumbra
y en los Andes la penumbra
deja todo adormecido.
El cóndor duerme en su nido
y el zorro en su madriguera,
y ella por la cordillera
marcha con dificultad
pisando la realidad
y soñando una quimera.
© 2007 Luis Bárcena Giménez
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