en Décima Espinela

Frente a la iglesia del Prado



No es la que llora una nena
frente a la iglesia del Prado
con llanto desconsolado
allí llora un alma en pena.


Abarcando hasta la esquina
está el templo colonial
en su parte lateral
fumar pasta es la rutina.
El día su luz declina
la noche su traje estrena
el sollozo se encadena
y va tornándose atroz
y siendo infantil la voz
no es la que llora una nena.


Al templo va a comulgar
Aurora que es todo un caso
porque ella suele de paso
en la vida ajena hurgar.
Y pese a que es un lugar
a nuestro Dios consagrado
las veces que he pasado
de noche y en pleno estío
he sentido escalofrío
frente a la iglesia del Prado.


El cura no me responde
sobre el hecho ¡sufre amnesia!
y yo creo que la iglesia
tiene un misterio que esconde.
La tierra es el lugar donde
se paga todo pecado
y del ser imaginado
no se sabe lo que implora
no se le ve pero llora
con llanto desconsolado.


Al igual que el camposanto
que respeto nos infiere
de ultratumba el miserere
al oírse causa espanto.
A la misma hora el llanto
rompe la noche serena
prosiguiendo la condena
de una existencia sin luz
al pie de la santa cruz
allí llora un alma en pena.

© 2007 Luis Bárcena Giménez
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