en Décima Espinela

Como el rojo de tus labios



Si el infierno es carmesí
como el rojo de tus labios
voy a cometer agravios
para condenarme allí.


A mí no hay quien me enmiende
si tú me estás prohibida
yo me juego hasta la vida
porque el corazón no entiende.
Miro tu boca y se enciende
el fuego dentro de mí,
al santo cielo turquí
yo le pido con amor
que no le cambie el color
si el infierno es carmesí.


Hoy tu rostro está risueño
y te manifiesto atento
que estaría más contento
si de ti yo fuese el dueño.
A mí no me quita el sueño
que me juzguen los más sabios,
obtendré mis desagravios
si el castigo se hace eterno
y por él vea un infierno
como el rojo de tus labios.


Cómo serán mis afanes
que un astro quiero volverme
para así poder moverme
más alto que tus galanes.
Menos mal, para estos planes
ya no existen astrolabios
y aunque no tengo resabios
ni me gusta la maldad
de amar por necesidad
voy a cometer agravios.


No ruego pues penitencia
es la que hago y tú lo sabes
¡parte conmigo y no acabes
la frescura de tu esencia!
De ti espero la sentencia
desde el día en que te vi,
ya que motivos te di
a este amor ponle tu nombre
que yo pecaré como hombre
para condenarme allí.

© 2007 Luis Bárcena Giménez
Share on Google Plus

0 comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por su comentario, se mostrará cuando sea aprobado.