en Décima Espinela

Ayer me robé una flor



Ayer me robé una flor
que te envío sin prejuicio
ella marcará el inicio
para robarme tu amor.


De donde llegó a salir
la hermosa flor que mañana
tú verás en tu ventana
hoy me adelanto en decir.
No podía permitir
que viviese de favor
porque fui el floricultor
que con cariño hizo el plante
del jardín de mi examante
ayer me robé una flor.


Y ahora como arquitecto
te manifiesto sin guasa
que en el jardín de esa casa
de amor terminó el proyecto.
Sigamos con el afecto
que yo no he perdido el juicio
y el robo que fue propicio
no sea causa de cisma
ya que la flor es la misma
que te envío sin prejuicio.


Y claro que fue adifés
con tiempo premeditado
que agradezcan que he dejado
por buena gente el ciprés.
La flor en resumen es
prueba de mi sacrificio
y del común beneficio
amparado en la verdad
para la posteridad
ella marcará el inicio.


Pues contigo la frecuencia
sentimental es pareja:
encuentro dicha y no queja
tengo diálogo y no ausencia.
De acuerdo a la antecedencia
soy del desenlace autor
y puesto que tu candor
a la vista es perceptible
haré todo lo imposible
para robarme tu amor.

© 2007 Luis Bárcena Giménez
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