en Décima Espinela

Con sangre, odio y ambición



Con sangre, odio y ambición
se hacen inmensas fortunas
y tarascadas perrunas
protegen cada millón.


Quién no quisiera una cita
en una playa y a solas
para disfrutar las olas
con la mujer más bonita.
Muchas cosas facilita
una buena posición,
poder, plata y distinción
a las personas realzan
pero algunas esto alcanzan
con sangre, odio y ambición.


Por dinero se hace historia
que gusta por lo escabrosa
y el dinero es una cosa
que confunde hasta a la gloria.
Por dinero, en la memoria
no hay despistes ni lagunas,
por dinero, en las comunas
hay un loco frenesí
y aunque pequeñas, allí
se hacen inmensas fortunas.


Con tan buenos resultados
que “justifican los medios”
empiezan a comprar predios
cada vez más alejados.
Y mientras los potentados
están por otras tribunas
a gentes “inoportunas”
si no frenan los letreros
lo hacen los pistoleros
y tarascadas perrunas.


La riqueza otorga fama
comodidades y viajes
galas, cenas y homenajes
pero la codicia inflama.
Puesto que la plata llama
con insistencia al ladrón
los ricos en su obsesión
de no perder la ganancia
con redes de vigilancia
protegen cada millón.

© 2007 Luis Bárcena Giménez
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