en Décima Espinela

Me disfracé de mendigo



Me disfracé de mendigo
¡para ver qué sucedía!
Me dio la espalda Sofía
y se hizo el loco Rodrigo.


Me hice crecer el bigote
barba, cabello y patillas
y me apliqué en las mejillas
mezcla de betún y achiote.
En orejas y cogote
esparcí harina’ e trigo,
con polvo saqué un abrigo
un pantalón en harapos
y con unos cuantos trapos
me disfracé de mendigo.


Qué no usé yo con el fin
de hacer bien este trabajo
pimienta, comino, ajo,
manteca’ e chancho y hollín.
Al templo’ e San Agustín
le puse la puntería,
con una lata vacía
en el sábado de gloria
fui creyéndome mi historia
¡para ver qué sucedía!


Me aposté y a la paciencia
como cuando se enamora
le dije: muéstrate ahora
que hay bastante concurrencia.
Distinguí a quien con frecuencia
a mis expensas vivía
acompañada venía
con un tipo mucha plata
y al alcanzarles mi lata
me dio la espalda Sofía.


Resté al suceso importancia
aunque me dejó atontado
luego observé emocionado
a un amigo de la infancia.
A muy próxima distancia
le dije: ¡limosna, amigo!
no las tenía conmigo
mirándome a la volada
comprendió que estaba en nada
y se hizo el loco Rodrigo.

© 2007 Luis Bárcena Giménez
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