en Décima Espinela

Don Anselmo Bobadilla



Por una linda chiquilla
vecina del Jirón Puno
don Anselmo Bobadilla
ya no toma desayuno.


Igual que cualquier varón
que desea carne fresca
don Anselmo está que pesca
porque lo llama el panteón.
De ser un viejo gruñón
hoy parece mantequilla,
compone cada patilla
y el bigote con esmero
y a diario se estira el cuero
por una linda chiquilla.


Y no duda en aceptar
los datos que de ella aporten
y aunque estos gastos reporten
él tiene para pagar.
Está aprendiendo a bailar
Tuntuna ¡como ninguno!
esto se debe a que Bruno
Caballero Montañés
le dijo que la chica es
vecina del Jirón Puno.


En su barrio todos ven
que le ha cambiado la facha
dicen que es una muchacha
quien lo tiene ¡a todo tren!
Lo saludan y él también
saluda a la palomilla,
desde la plaza Castilla
entre perro y ambulante
pasa con paso triunfante
don Anselmo Bobadilla.


A la puerta de la amada
llega por amor al arte
pues la prenda en otra parte
está bailando Lambada.
De horas de la madrugada
a las dos ¡él hace el uno!
y convertido en un tuno
canta mirando al balcón
ya no piensa en atracón
ya no toma desayuno.

© 2007 Luis Bárcena Giménez
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