en Décima Espinela

Vengo a ver la primavera


Vengo a ver la primavera

al campo que es un verdor
y en el cual eres la flor
que me trae la quimera.
Si radiante estoy por fuera
es porque me encuentro aquí,
de tu boca carmesí
que es color de la pasión
me reanima el corazón
y vivo con frenesí.

Feliz de mi buena estrella
vengo a ver la primavera
porque en la estación entera
eres la rosa más bella.
Pisando la misma huella
que dejo el día anterior
le canto alegre al amor
y me acerco a tu presencia
para aspirar bien tu esencia
que tiene exquisito olor.

Arropado de emociones
como de ansiedad severa
vengo a ver la primavera
en tus hermosas facciones.
Con tan gratas sensaciones
yo me llego a embelesar
y el amor a confesar
que lo tengo en mi memoria
se remonta hasta la gloria
cuando te llego a besar.

No es un motivo cualquiera
el que me urge en mi morada
si en ti mujer adorada
vengo a ver la primavera.
Puesto que aquí en la pradera
puedo mirar los colores
coloreo sin temores
tu imagen junto al bambú
y me digo que eres tú
el amor de mis amores.

Con alegría sincera
cuando ya llegó el ocaso
en la noche me abro paso
junto a mi manta campera.
Vengo a ver la primavera
hasta tu verde campiña
y en la alborada, mi niña
mirando tu despertar
me digo sin meditar
que Dios te creó en su viña.

Por sobre de tu amor ¡nada!
en mi vida, es importante
y no importa cuán distante
vivas tú mi prenda amada.
A través de tu mirada
vengo a ver la primavera
pues tú eres la enredadera
en la que estoy atrapado
que si fuese liberado
de soledad me muriera.

Sé que atrás de la montaña
está tu campo florido
y alisto junto a Cupido
nuestra marcha de campaña.
Saliendo de mi cabaña
por la senda verdadera
vengo a ver la primavera
y aunque con vicisitudes
hechas árbol tus virtudes
me da sombra tu palmera.

Tu cuerpo un aroma exhala
de la cabeza a los pies
y se propaga a través
de tu traje de percala.
La esencia de que haces gala
la llevo impregnada en mí
como te lo prometí
vengo a ver la primavera
igual que la vez primera
en que me aromé de ti.

Por la ilusión persuadido
con el noble sentimiento
vivo la vida contento
pues mi sueño se ha cumplido.
Estando correspondido
el desamor me es extraño
ya que tu amor no es huraño
y me convierte en lumbrera
vengo a ver la primavera
todos los días del año.

Desde el esbelto palmar
que a tu cabaña decora
tú del día a cualquier hora
a mí me puedes llamar.
De corazón, para amar
yo no tengo otra manera
hasta mi hora postrera
siempre voy a bendecirte
y vendré para decirte
vengo a ver la primavera.

© 2005 Luis Bárcena Giménez

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