en Décima Espinela

Qué diferente es la gente



La persona de raza aria
muy seriamente se engríe
¡qué diferente es el paria
que con poco nos sonríe!


Él multiplica los peces
ni qué decir del cangrejo
pa’ jamar es bien parejo
y jama todos los meses.
Tan exquisito es que a veces
lo atormenta la urticaria
y en la consuetudinaria
vida de comodidad
vive sin felicidad
la persona de raza aria.


Al paliar el ostracismo
que su corazón oculta
para su agrado resulta
preso de su narcisismo.
En tiendas del consumismo
encuentra quien lo atavíe
sin contar con quien lo guíe
por los terrenales rumbos
aunque sea dando tumbos
muy seriamente se engríe.


Cuando otros sacan los trapos
sucios, de alguna gestión,
al pobre por maldición
le caen todos los sopapos.
Sus vestidos son harapos
o no tiene indumentaria
entre el dengue y la malaria
su vida suele fluctuar
pero en su forma de actuar
¡qué diferente es el paria!


A comer también aspira
siquiera una vez al día
pero al ver que es utopía
voluntario se retira.
Con solo mirar inspira
que en él cualquiera confíe
pese a que no hay quien lo avíe
y encontrándose marchito
es el rostro más bonito
¡que con poco nos sonríe!

© 2007 Luis Bárcena Giménez

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