en Décima Espinela

Llevamos el bien y el mal



Dios con todo su poder
el mundo en seis días hizo
y puso en el paraíso
al hombre y a la mujer.
Ya no se puede volver
a la época celestial,
por pecado original
(Adán aún no se disculpa)
tengamos o no la culpa
llevamos el bien y el mal.


Inteligencia nos dio
por sobre los animales
y en terrenos abismales
su luz divina encendió.
Y como Adán se perdió
desde su pérdida erramos,
aunque no nos comparamos
con ningún otro animal
llevamos el bien y el mal
dondequiera que vayamos.


Poco después fue Caín
quien aportó de la suya
a Abel le dijo: ¡aleluya!
y lo mató en un confín.
Aún no se ha puesto fin
a nuestra humana partida,
cual una luz encendida
llevamos el bien y el mal
con el rezo o el puñal
nos batimos en la vida.


De tiempos no muy pasados
puedo poner otro ejemplo
a sangre, la cruz y un templo
dieron a Incas conquistados.
Seguimos siendo Cruzados
en nuestra existencia actual,
llevamos el bien y el mal
en la mente y en la acción
pues no se ve el corazón
del bueno o del criminal.


Goliat para mala suerte
al rey David desafió
por lo grande se confió
y en el suelo quedó inerte.
Hasta en el lecho de muerte
llevamos el bien y el mal,
y traspasado el umbral
que cuida una calavera
cada quien a su manera
llegará al Juicio Final.


A Lot sin ser habitual
sus hijas emborracharon
y entre las dos le sacaron
el líquido seminal.
Llevamos el bien y el mal
ya despiertos o dormidos,
porque entre tantos ronquidos
una palabra se escapa
y la mujer se destapa
para envolverse en quejidos.


Una metralla infernal
nos obliga un cuerpo a tierra
tanto en la paz y en la guerra
llevamos el bien y el mal.
En el aforo mundial
el tema siempre es el mismo,
hay quien pregona el altruismo
tolerancia, comprensión
y después de la función
¡lo manda todo al abismo!


Si a otro humano tememos
es la cosa más normal
llevamos el bien y el mal
pues esta esencia tenemos.
Ya sea porque debemos
y no queremos pagar
o cuando nuestro halagar
taimado como cansino
escoge a cualquier vecino
para destruir su hogar.


En una etérea balanza
llevamos el bien y el mal
el deshonor, la moral
la lujuria y la templanza.
Con decepción o esperanza
vamos subiendo la cuesta,
en el camino se apuesta
a aquél que no llegará
y este siempre escuchará
¡una excelente respuesta!


Llevamos el bien y el mal
en la sangre de las venas
entre alegrías y penas
y de manera formal.
Tras la mirada sensual
el odio puede esconderse,
falta mucho más por verse
y así cuestiona una dama:
- una pareja a la cama
¿va a dormir o va a moverse?

© 2005 Luis Bárcena Giménez
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