en Décima Espinela

La décima me atrapó



La décima me atrapó

con diez cintas de colores
y envolviendo mis dolores
con amor me consoló.
Mi espíritu resurgió
de mortal abatimiento,
espero ahora el adviento
y también la Navidad
porque con serenidad
puedo decir lo que siento.


La décima me atrapó

con su soberana rima
y a una etérea tarima
con diez versos me invitó.
Cuando improvisaba yo
ella se metió en mi piel,
con tan exquisita miel
que me hizo compartir
¡por Dios! que pude sentir
al gran Vicente Espinel.


La décima me atrapó

triste y con malos barruntos
solícita con diez puntos
mis heridas suturó.
Y fue el verso lo que usó
para darme las puntadas,
hoy día cicatrizadas
las llagas de mi abandono
llego lírico a su trono
con las manos empalmadas.


La décima me atrapó

una noche iluminada
cual epístola sagrada
diez mandamientos me dio.
Y en el puente me advirtió
que los cumpla con ahínco,
porque obviar uno de un brinco
es un gravísimo error
y tiene poco valor
cumplir con tan solo cinco.

© 2005 Luis Bárcena Giménez
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