en Décima Espinela

Si no miro su semblante



Aunque el sol brilla radiante
en el cielo despejado
está para mí nublado
si no miro su semblante.


En la calle donde mora
la mujer que yo más quiero
al estilo romancero
mi verso se desafora.
Surge fatal la demora
de verla cerca o distante
por la acera colindante
que transito paso a paso
siento el frío del ocaso
aunque el sol brilla radiante.


Solo entre la muchedumbre
trato de ser positivo
pero un hado negativo
me llena de pesadumbre.
Me agobia la incertidumbre
y prosigo ensimismado
acepto que atolondrado
me impide ver esta histeria
que hay un ambiente de feria
en el cielo despejado.


Desde lo alto el Hacedor
con su mano misteriosa
cierra el templo de mi diosa
quién sabe por pecador.
Dentro de mí, el trovador
poco a poco se ha callado
me siento tan alejado
del entorno que comparo
no obstante que el día es claro
está para mí nublado.


Es imperioso el clamor
con que ansío su presencia
que quisiera ser la esencia
que la aroma con primor.
En el marco de mi amor
su ausencia es mortal desplante
yo dejo de ser hablante
no tengo vida serena
y en mí campea la pena
si no miro su semblante.

© 2004 Luis Bárcena Giménez
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