en Décima Espinela

Solo hay sueños de dos clases



Hay muchos sueños que son
como un divino alimento
y otros, son solo un tormento,
pues perdieron la ilusión.


La realidad con los sueños
pocas veces se asemejan
por el contrario se alejan
dejándonos más pequeños.
Mas surgen nuestros empeños
y soñamos con tesón,
quizá por esta actuación
con primorosos colores
igual que fragantes flores
hay muchos sueños que son.


El ser humano que va
a la cama positivo
es el ser menos esquivo
a lo que el sueño le da.
Y cuando dormido está
atrae hacia él, el contento,
y en el mágico momento
las ofrendas del desvelo
parecen venir del cielo
como un divino alimento.


Si son malos sus compases
soñar es temeridad
y ya por necesidad
con la almohada hacemos paces.
Solo hay sueños de dos clases
en la jungla de cemento
pues con o sin aspaviento
imitando a las mujeres
muchos sueños son placeres
y otros, son solo un tormento.


Y al humano que tenía
muchas cosas por hacer
le da lo mismo saber
si es de noche o si es de día.
Para estar en apatía
no importa la condición
y la mujer y el varón
en sus sueños de desgracia
piden el tiro de gracia
pues perdieron la ilusión.

© 2005 Luis Bárcena Giménez
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