en Décima Espinela

¡Ya te pasas de adiposa!


Comes hasta que revientas
¡ya te pasas de adiposa!
Yo sé bien que eres mi esposa
¡mas ser mi suegra aparentas!


Mientras tú vives tu vida
calma, sin mover un pie,
tengo que hacerte el café
viniendo de amanecida.
Para no hacer la comida
muchos pretextos inventas
y a la mesa te presentas
cuando la miras colmada
y una vez que estás sentada
comes hasta que revientas.


En la mesa a mí me apoca
ver que empieces con angurria
y que termines con murria
pa’ ser más claro ¡me choca!
Con excepción de tu boca
todo tu cuerpo reposa,
el peso neto te acosa
pero esquivas la balanza
y por llenarte la panza
¡ya te pasas de adiposa!


Has nacido pa’ comer
de esto ya no tengo duda
y voy a pedir ayuda
pa’ poderte mantener.
Me siento impotente al ver
que el organismo te engrosa,
dejaste de ser hermosa
por tu afán de meter diente
y aunque estás muy diferente
yo sé bien que eres mi esposa.


A la memoria me viene
lo que me dijo el vecino:
“mujer con hambre canino
es mujer que no conviene”.
Y este fulano que tiene
manía a las corpulentas
frente de viejas atentas
de esta forma concluyó:
que tú eres menor que yo
¡mas ser mi suegra aparentas!

© 2009 Luis Bárcena Giménez

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