en Décima Espinela

No cocines ¡por piedad!



Si amaneciste enfadada
no cocines ¡por piedad!
tengo aún la sequedad
por tu comida salada.


Mi estómago es el testigo
de tu quehacer culinario
como es “extraordinario”
escucha lo que te digo:
No existe peor enemigo
que una mujer endiablada,
es mejor que no hagas nada
aunque yo pase por tonto
y a la cama vuelve pronto
si amaneciste enfadada.


Me dura a mí el optimismo
hasta la hora matutina
en que vas a la cocina
a meter tu pesimismo.
Tú me das más de lo mismo
y yo quiero variedad
y contra la sociedad
no interpongas tu querella
para mí como para ella
no cocines ¡por piedad!


Y si la cocina no es
un lugar del cual te valgas
no entres para que no salgas
arrastrando los dos pies.
Hace exactamente un mes
cometí una necedad,
comí por necesidad
con el hambre que me traje
y de aquel “rico” potaje
tengo aún la sequedad.


¿Querías punto final?
pues en el gusto te doy
a partir del día de hoy
¡ya no tienes comensal!
Me convencí que la sal
te vuelve muy despistada,
de una forma acelerada
voy a parecer un chancho
porque crezco para lo ancho
por tu comida salada.

© 2007 Luis Bárcena Giménez

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