en Décima Espinela

Del Huascarán al Turquino



Se me ha hecho una costumbre
pasear la imaginación
por tierras de mi nación
y matar la incertidumbre.
En sueños subo a la cumbre
por el agreste camino,
me quito el poncho de lino
aunque el frío allí es adverso
y con calor mando un verso
del Huascarán al Turquino.


Allí tengo mi cabaña
donde paso el día entero
porque en este derrotero
yo aprendo de la montaña.
Es ella, quien desentraña
los enigmas de mi sino
y cual un cóndor andino
que vuela en la inmensidad
voy en verso de amistad
del Huascarán al Turquino.


De pensar que a ese nevado
(aquí en esta soledad)
yo voy por mi identidad
ya me siento acompañado.
En el sueño transportado
arribo a él, peregrino,
y allá en la cima me empino
y el cansancio me sacudo
para mandar un saludo
del Huascarán al Turquino.


Y mientras que el cielo truena
avisando la descarga
la tristeza que me embarga
se la transmito a mi quena.
Mas para dejar la pena
doy un giro repentino
saco mi acervo latino
y con motivos de son
grito fuerte mi pregón
del Huascarán al Turquino.

© 2005 Luis Bárcena Giménez

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