en Décima Espinela

Por ti perdí los reflejos


Por ti perdí los reflejos
y de los días la cuenta,
revistiendo mi osamenta
tengo los músculos viejos.


Cuando llegó la insolvencia
y empecé a rodar la cuesta
me dijiste muy molesta:
¡terminó nuestra querencia!
Mientras que por conveniencia
de mí estás viviendo lejos
me he quedado sin bosquejos
flojo de manos y pies
y estoy desmañado pues
por ti perdí los reflejos.


Estoy cansado y no triste
asimilo el escarmiento
pues sé que en todo momento
¡cara de idiota me viste!
Por tu cariño exigiste
una existencia opulenta
y por tenerte contenta
en esa sangría diaria
perdí la cuenta bancaria
y de los días la cuenta.


De tan bochornosa historia
que me requema la vida
quiero encontrar la salida
mas no tengo escapatoria.
Además que a mi memoria
tu recuerdo la atormenta
hoy mi imagen amedrenta
y pienso que es comprensible
pues tengo una piel horrible
revistiendo mi osamenta.


He perdido bizarría
y a cambio gané desgracias
canas prematuras, gracias
a tu funesta cuantía.
De los amigos que un día
me dieron sanos consejos
muchos me miran perplejos
y comprendo su inquietud
pues pese a mi juventud
tengo los músculos viejos.

© 2009 Luis Bárcena Giménez
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