en Décima Espinela

En tu mirada leí



En tu mirada leí
una palabra: desprecio
y siento haber sido un necio
por fijar la vista en ti.


Observaba las guirnaldas
los adornos y juguetes
las frutas y ramilletes
de flores rojas y gualdas.
Con voz fuerte a mis espaldas
alguien dijo ¡estoy aquí!
y cuando el rostro volví
para ver aquel semblante
la prosa del arrogante
en tu mirada leí.


Pero analicé enseguida
los caracteres oscuros
que por encontrarse duros
les tomé bien la medida:
Para subir de la vida
al elevado trapecio
abriste el párpado recio
en la hora matutina
y escribiste en tu retina
una palabra: desprecio.


Y así de la casa sales
con tu superioridad
y enrumbas a la ciudad
para contagiar tus males.
Creyendo que mucho vales
andas inflándote el precio,
ya comprendí que el aprecio
a tu mirar no se arrima
eso sí que me da grima
y siento haber sido un necio.


Necio porque yo disfruto
mirando a los animales
que si son irracionales
nunca mira mal un bruto.
¡Caramba! que en un minuto
fíjate lo que perdí:
no miré el azul turquí
del cielo, la cruz del cerro
como tampoco a mi perro
por fijar la vista en ti.

© 2007 Luis Bárcena Giménez
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