en Décima Espinela

No es necesario casarnos



Para juntar nuestras pieles
no es necesario casarnos
debemos solo acostarnos
y rezumar nuestras mieles.


Sal a la vida y enfrenta
haz tu propia voluntad
y al que venga con maldad
pues cántale las cuarenta.
Deja al que te haga una afrenta
que se revuelque en sus hieles,
si están tendidos los rieles
sube al tren de tu querencia
y a nadie pidas licencia
para juntar nuestras pieles.


No escuches a mojigatas
porque no hablan a lo franco
y en cuanto al vestido blanco
que lo vistan las beatas.
Sermones ni peroratas
no deben acobardarnos,
que no vengan a embaucarnos
tanto curita embustero
si tú quieres y yo quiero
no es necesario casarnos.


Dile a tu tío el alcalde
¡con casorios a su abuela!
y si me manda una esquela
que la va a mandar en balde.
No me importa que se escalde
por su afán de aconsejarnos,
tenemos que realizarnos
como hombre y como mujer
y si queremos querer
debemos solo acostarnos.


Ya conversé con tu padre
el temido Comandante
y ante diatriba agobiante
lo dejé que él solo ladre.
Y si es que gusta del cuadre
¡a cuadrar a sus furrieles!
mientras continuemos fieles
a nuestras ansias de amarnos
vamos los dos a entregarnos
y rezumar nuestras mieles.

© 2004 Luis Bárcena Giménez
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