Mi primo hermano Agustín
me anima a ir para Francia,
le dije sin arrogancia
¡yo me quedo en Celendín!
Me escribió desde París
y, según lo que yo leo
que lo bueno, es europeo
y lo malo, del país.
De la chacra de maíz
a la mesa de un festín,
en vez de clarín, violín
su gringa le hace tocar
sobre esto viene a enfocar
mi primo hermano Agustín.
De las mujeres, sus talles
de las bodegas, sus vinos
y de los ambientes finos
comenta con más detalles.
“Se puede oler por las calles
del perfume, la fragancia”,
dizque ahora está en ganancia
haciendo vida de artista
y como él no es egoísta
me anima a ir para Francia.
Desde Cajamarca, amable
respondo, si tú me dejas
que por mis cuyes y ovejas
yo tengo apego entrañable.
Es una cosa admirable
que allá reine la abundancia,
barrunto que tolerancia
no tienen esos mortales
¡mejor mándame postales!
le dije sin arrogancia.
Está bien que te acomodes
en la Francia con bonanza
pero con tanta alabanza
¡no sabes cómo me jodes!
Agustín, no te incomodes
pues somos primos al fin,
no quiero ser arlequín
ni mano de obra barata
y aunque me falte la plata
¡yo me quedo en Celendín!
© 2005 Luis Bárcena Giménez
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