en Décima Espinela

Cuando a Huánuco llegó



Yo lo he visto al Presidente
sin posturas recatadas
tener “Las Manos Cruzadas”
sobre “La Bella Durmiente”.


Cuando a Huánuco llegó
como siempre con promesas
en las bien provistas mesas
de todo se le ofreció.
Ni bien lo “desenterró”
al pato, le metió diente
y estando el lechón caliente
fácilmente fue engullido,
comer “chivo perseguido”
yo lo he visto al Presidente.


Pidió una chomba de chicha
chifles, locro de gallina
y dijo mano en pretina:
¡me voy para Tomayquicha!
Si es cierto, tendré la dicha
de conocer, camaradas,
historias allí empezadas
de una Villegas de ley
que hizo vivir a un Virrey
sin posturas recatadas.


Satisfecho y campechano
se mostró con todo el mundo
y elogió el amor profundo
del pueblo por lo peruano.
Y dijo, tacacho en mano
ante expectantes miradas:
De las ruinas excavadas
¡hoy podemos ver un templo!
y es un envidiable ejemplo
tener “Las Manos Cruzadas”.


Le bailaron “Los Negritos”
aunque no era el mes de enero
y él bailó muy zalamero
como bailan los blanquitos.
Espantando a los mosquitos
habló al pueblo confidente:
Tengo un lejano pariente
que vive en Tingo María
y me cuenta con porfía
sobre “La Bella Durmiente”.

© 2005 Luis Bárcena Giménez
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