en Décima Espinela

Tú pon el día y la hora



Para ver a quien te adora
con razón justificada
en mi mente obsesionada
tú pon el día y la hora.


De ti, un minuto quisiera
que me des para expresarme
y sepas que levantarme
me cuesta sobremanera.
Pensando la noche entera
espero la nueva aurora
mi felicidad demora
y la espera no me ensalma
abre los ojos del alma
para ver a quien te adora.


La conciencia me coloca
en plano comprometido
pues un amor encendido
con vehemencia me sofoca.
Un instante más mi boca
no puede seguir callada
y esta pasión desbordada
que tu juicio no rechace
que el ser que te adora lo hace
con razón justificada.


Hoy, de la palabra el don
he vuelto a recuperar
porque quiero confesar
lo que siente el corazón.
Si por mi propia omisión
no te encuentras informada
tengo tu imagen guardada
con mucho cuidado y ¡sí!
solo hay lugar para ti
en mi mente obsesionada.


Cuando partes recopila
de tu esencia mi cerebro
aunque cansado celebro
porque tu ídolo perfila.
Mi existencia antes tranquila
lo que es placidez ignora
y puesto que me devora
este sentir con ardor
para entregarte mi amor
tú pon el día y la hora.

© 2007 Luis Bárcena Giménez

0 comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por su comentario, se mostrará cuando sea aprobado.