en Décima Espinela

Nací pobre y sin talento



Nací pobre y sin talento
yo no sé para qué existo
en sueños veo al argento
al oro nunca lo he visto.


Aunque yo he nacido aquí
parezco de más allá
la plaza copada está
y no hay chance para mí.
Vivo humillado, de ahí
que yo me ponga violento
lo que digo no es invento
miren qué gran desventaja
yo, sobre un colchón de paja
nací pobre y sin talento.


Se equivoca el Padre Eterno
si muerto me da un castigo
porque el diablo no es mi amigo
pero conozco el infierno.
Me ven que estoy hasta el perno
y encima me creen listo
y si en esta vida asisto
a clases de indiferencia
viendo mi caso a conciencia
yo no sé para qué existo.


Los gendarmes me amenazan
con la ley de la vagancia
y sádicos la jamancia
por mis narices la pasan.
Para colmo me rechazan
de la puerta del convento
en mi condición de hambriento
con el hambre yo me acuesto
y echando en el suelo el resto
en sueños veo al argento.


Yo, más que cualquier mortal
requiero de oro un botijo
para ver si así corrijo
subsistencia elemental.
Al codiciado metal
a no verlo me resisto
buscándolo me despisto
qué se espera de este hombre
aunque conozco su nombre
al oro nunca lo he visto.

© 2007 Luis Bárcena Giménez
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