en Décima Espinela

Un objeto de deseo



A la playa, de paseo
con tu marido asististe
para mí te convertiste
en objeto de deseo.


De canela tu hermosura
competía con el cielo
con un jazmín en el pelo
tú derramabas lisura.
Por admirar tu figura
dejaban el papeleo,
con tu sensual contoneo
las pasiones agitabas
y así oronda frecuentabas
a la playa, de paseo.


Cuando posé en ti la vista
pensando que eras un sueño
sin que te viese tu dueño
guiñaste un ojo por lista.
A tu poder de conquista
feliz no te resististe,
una sonrisa me diste
y el objetivo capté
pues estaba viendo que
con tu marido asististe.


Tú te empezaste a mover
en la arena de la playa
insinuando a que la raya
la pase pa’ no volver.
Todo el show que pude ver
a propósito lo hiciste,
el tanga que te pusiste
me volvió un hombre distinto
y en la carne de mi instinto
para mí te convertiste.


Entiendo que en el florido
grupo de gente ostentosa
por tenerte a ti de esposa
él es un pájaro herido.
Y mientras que tu marido
sigue con su ronroneo,
en mi mente cual sorteo
el bien y el mal se disputan
cuando tus encantos mutan
en objeto de deseo.

© 2007 Luis Bárcena Giménez
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