en Décima Espinela

Un patán se puso un terno



Un patán se puso un terno
de la marca Valentino
dijo delante de todos:
¡yo soy el hombre más fino!


El sol apenas brillaba
por temor a devaluarse
y la gente pa’ engañarse
las tiendas abarrotaba.
Ese día comenzaba
la temporada de invierno
y en el más caro y moderno
de los centros comerciales
bajo efectos especiales
un patán se puso un terno.


Al espejo fue a mirarse
muy contento con su ¡yo!
y el espejo le mostró
que empezaban a mofarse.
Tras dos ternos más probarse
cuando el color le convino
como si fuese su sino
vestirse con lo mejor
exigióle al vendedor
de la marca Valentino.


Más que parecer cliente
por sus poses afectadas
y amén de sus pachotadas
parecía el presidente.
Desdeñando que la gente
de operar tenga otros modos
él flexionando los codos
como cura en plena misa
más con pausa que con prisa
dijo delante de todos:


“Caballeros, por doquiera
nos tratan como nos ven
y el que quiera vestir bien
que disponga de chequera.
Vestido de esta manera
se debe de ir al casino”
y poniendo acento alpino
de los Alpes italianos
recalcó a otros peruanos:
¡yo soy el hombre más fino!

© 2007 Luis Bárcena Giménez
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