en Décima Espinela

Vocación de enamorado


Vocación de enamorado
tiene el hombre que ama mucho;
pero que no espante al chucho
cuando se encuentra emperrado.


Vive el hombre y a la fosa
¡ni de vainas quiere ir!
¿cómo es que se va a morir
sin degustar esa cosa?
Ante una mujer hermosa
se le quita lo cansado
y a la pasión aferrado
para mover la cintura
tiene el hombre por natura
vocación de enamorado.


Ama y confía en su suerte,
en su empeño nunca cede,
si hay un adversario puede
por una mujer dar muerte.
Al amor concurre el fuerte
y también el debilucho,
en romances se hace ducho
y por esto a la sazón
un enorme corazón
tiene el hombre que ama mucho.


Puede el hombre adolorido
estar, incluso hasta esquivo,
pero en el sensual motivo
nunca se encuentra dormido.
Cuando el hombre está servido
se le pasa el arrechucho
¡palmas! por ser tan machucho,
(en el amor me refiero)
por ser correcto y sincero,
pero que no espante al chucho.


Pues una perra en su luna
(de esas que no tienen casa)
para perpetuar su raza
le sirve cualquier tribuna.
Y a esta monta perruna
no la juzgue demasiado
y ni interrumpa ese estado
porque al perro ¡amigo fiel!
le sucede igual que a él
cuando se encuentra emperrado.

© 2009 Luis Bárcena Giménez

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